El entorno de donde se escribió la Biblia se caracterizaba por ser agrícola y ganadero, esta es la razón por la que las metáforas y parábolas del Señor estaban asociadas a semillas, terrenos, cosechas y agricultor. En la actualidad y aunque el sistema productivo es múltiple y se obtienen productos no físicos en algunas industrias como la de la tecnología, la ley de siembra y cosecha no ha dejado de permanecer. También la llaman ley de causa—efecto. 
Aunque la analogía del grano de trigo que cae en tierra para que muera se refiere a la vida del Señor, no podemos descartar ni desconocer que también alude a que nuestras cosechas serán resultantes de nuestras siembras en cualquier esfera de la vida. La semilla es el principio de cualquier cosecha, pero hay que sembrarla, de lo contrario no funciona. Semilla y terreno deben ser óptimos para que haya una cosecha abundante y de buen fruto. Observe que el Señor dice que el grano de trigo debe caer en tierra para que muera. Si la semilla no es enterrada, queda sola; pero si se entierra ella muere y es la muerte de lo que se siembra lo que hará el proceso de traer una nueva cosecha, Jesús lo llama: mucho fruto. Así funciona la extraña obra de Dios. No te quedes con tu semilla en la mano, busca el terreno más apto para sembrarla, el Reino de Dios; lo demás déjalo en Sus manos y prepárate para recibir cosechas que sobreabunden. 
Marcos Manrique

 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario