Esta parece ser una de las injusticias más grandes de la vida, especialmente para quienes estamos absolutamente seguros de que en un concurso de belleza no lograríamos siquiera el premio consuelo, ¡ni pagando por él!
Ánimo, hay buenas noticias: La belleza parece ser algo mucho más subjetivo de lo que crees. Me explico: ¿Te acuerdas de aquel muchacho que te contó que había conocido a la chica más espectacular que hubiera existido nunca? Hasta  te la describió con lujo de detalles. Pero cuando pensabas que había que detener el concurso de Miss Universo hasta que los jueces consideraran a esta genialidad de la Naturaleza, llegaste a conocerla y… bueno, nunca te fue mas claro el dicho: «La belleza está en los ojos del que mira». 0 como diría Cenicienta: ¿Me amas porque soy hermosa, o soy hermosa porque me amas?
Hay toda clase de extremos en este asunto: Hay quien se enamora de un hoyuelo en la mejilla, una sonrisa encantadora o unos ojos increíbles, y después comete el error de casarse con la chica entera. Aún no logré determinar si éste es el error más trágico, o el del que se casa con alguien que no termina de gustarle, pero lo hace porque le dijeron que debía fijarse en la belleza interior, descartando la exterior.
Nada de cargos de conciencia en este asunto: El Creador se preocupó por hacernos agradables y atractivos. Poco podemos hacer para modificar la forma como fuimos hechos, como no sea cuidar de nuestro cuerpo y su correcta salud, y echar mano de todo lo que honestamente puede hacer atractivo lo que ya existe. (Por otro lado, la cirugía plástica es carísima, y nadie puede asegurarte que te gustará el resultado.)
Sin culpas, la belleza exterior fue hecha para ser admirada, y es una de las cosas que deberíamos aprender a valorar. Esto no puede sustraernos de la realidad de que la auténtica belleza debe ser la de todo el individuo. La del exterior puede ser heredada, pero somos responsables de lo que hacemos con el interior.
Serie: ¿Amor a primera vista?
Por Osvaldo Gallino

 
 
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