Devocionales y Artículos Cristianos

jueves, 24 de agosto de 2023

Consecuencias de la desobediencia de Adán y Eva (Parte 2)


Caín conocía lo que el Señor demandaba; pero, en vez de darle a su hermano algunos de sus frutos por uno de sus corderos, sencillamente trajo un sacrificio que no contenía sangre. Al ver que el Señor no lo aceptó, se llenó de enojo y celos hacia su hermano, hasta que terminó matándolo.

El pecado es progresivo en su naturaleza y se intensifica con el tiempo. Primero, Eva pecó al comer del fruto; luego le dio a su marido, quien también lo ingirió; y después, el pecado pasó a toda su familia, trayendo como resultado la muerte de su hijo Abel. En Romanos 6.23 se nos dice que: “la paga del pecado es muerte”.

Nunca sabremos adonde nos llevarán las consecuencias del pecado. Aunque tratemos de ocultar nuestra desobediencia, no podremos detenerla y empeorará. La única solución al pecado es la sangre de Jesucristo.

Puso a toda la humanidad en conflicto con Dios (Gn 3.22-24). La desobediencia de Adán y Eva les costó su futuro. Fueron expulsados por Dios del Edén, para que no comieran del fruto de la vida, sino que vivieran en su condición pecaminosa y separados de Él por el resto de sus vidas.

Sin embargo, el Señor les proveyó la piel de un animal que había sacrificado, para demostrarles que el perdón solo puede obtenerse con derramamiento de sangre. Esto fue un símbolo de lo que Dios haría al enviar a su Hijo a morir en la cruz para pagar con su muerte el castigo del pecado de toda la humanidad.

Adán y Eva fueron perdonados por medio de la fe en la promesa de Dios relacionada con el derramamiento de sangre; pero sufrieron consecuencias por su pecado. Tuvieron que irse del Edén, sudar para ganarse el sustento diario y vivir con una naturaleza pecaminosa.

El pecado siguió creciendo con el paso del tiempo. Al llegar a los días de Noé “la maldad de hombres y mujeres iba en aumento. Siempre estaban pensando en hacer lo malo, y sólo lo malo” (Gn 6.5 TLA). Solo Noé halló gracia ante los ojos de Jehová, porque era un hombre justo que caminó con Dios (v. 8). Todas las demás personas, con excepción de Noé y su familia, perecieron en el diluvio.

El pecado sigue destruyendo nuestra vida. Puede que no veamos sus consecuencias de manera inmediata, pero tarde o temprano vemos sus resultados. La única manera correcta para lidiar con el pecado es admitir ante el Señor que le hemos desobedecido. Debemos confesar nuestros pecados, aceptando que hemos desobedecido a Dios y pedirle que nos perdone por la sangre que Jesucristo derramó en la cruz (1 Jn 1.9).

Reflexión

¿Qué tan a menudo se detiene a pensar en las consecuencias antes de caer en tentación? ¿Ha reflexionado en todo lo que puede suceder si escoge dejarse guiar hacia el pecado? De hacerlo, ¿Cómo ha cambiado su manera de pensar en cuanto a ese asunto?

¿De qué manera el pecado le ha causado conflicto con otras personas? ¿Qué ha hecho el Señor en su vida para cambiar la actitud pecaminosa que antes tenía y restaurar su relación con otros?

La relación más importante que se ve afectada por el pecado es la que tenemos con Dios. ¿Se ha arrepentido usted ante Cristo para recibir su perdón y ser reconciliado con nuestro Padre celestial? Si aún no ha hecho esto, por favor, hágalo hoy.

Charles Stanley

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